viernes, 24 de junio de 2011

CEOE y genética: Los poderosos solo leen a los clásicos

Muchos imaginan a los poderosos como una élite que controla nuestras vidas sin que nos demos cuenta con complejas estrategias de manipulación. Os voy a desilusionar: los poderosos dan una y otra vez muestras de que son más inútiles y estúpidos que los regalos de los chinos de la esquina. Aquí, unos señores:


¡Recontramadre! La patronal acaba de redescubrirnos el darwinismo social.

No voy a discutir las dimensiones de la chorrada pseudocientífica acientífica de los que lloran por la cantidad de exigencias que tienen que cumplir con los que les producimos sus ganancias. Que, por cierto, si esa es la lógica que usan en todo, no me extraña nada la situación económica española. Aún más, me aterra la futura con tamaña sabiduría. La respuesta científica la tenéis este post de J.M. Fernández de la Ciencia y sus Demonios. Si queréis saber mi opinión sobre las funciones de la Universidad, pues os leéis esto.

Sin embargo, ya llegan los otros, los que se dan cuenta de que nos dominan y tal, y van y sueltan otra sarta de gilipolleces acientíficas nivel CEOE:

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Respecto a lo que nos ocupa, la genética, esta concepción determinista de la ciencia encontró su referente en las famosas Leyes de Mendel (1822-1884) según las cuales a cada gen le correspondería de manera necesaria un carácter determinado. Dicho de otro modo: la relación entre genotipo y fenotipo se establece a partir de una relación inexorable de causa-efecto.

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la prestigiosa bióloga Lynn Margulis ha sustituido el principio de la "selección natural" (que "seleccionaría", según el neodarwinismo, aquellas características fenotípicas surgidas de las mutaciones en el genotipo) por el de simbiogénesis, dejando a aquélla en un segundo plano

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Más a contracorriente es la visión de la vida y la crítica que realiza Máximo Sandín, profesor de Biología de la Univeridad Autónoma de Madrid, al darwinismo y al neodarwinismo. No entraremos en esa crítica ahora, pero en tanto la genética mendeliana es la piedra angular del neodarwinismo, la crítica a la misma afecta, desde luego, a la visión darwinista de la vida. Así, para Sandín "la información genética se ha mostrado como algo mucho más complejo que la supuesta relación un gen-un carácter en que se basaba esta concepción surgida en la primera mitad del pasado siglo. Hoy día se sabe que la inmensa mayoría de las características (morfológicas, fisiológicas, moleculares…) no se transmiten según las 'leyes' de Mendel, que han quedado reducidas a aspectos o circunstancias ocasionales y, en la mayoría de los casos, superficiales". Y añade: "Hoy sabemos que los genomas animales y vegetales forman una complejísima red en la que la expresión de cada gen está condicionada por muchos otros genes y, a su vez, sometida a varios niveles de regulación por cientos de proteínas que se regulan entre sí, regulación controlada a su vez por retroacción desde la fisiología del organismo y, por tanto, desde la relación de éste con el ambiente externo".

 

¡Aaaaaargh! Por eso las cosas siguen igual y tenemos carpas de Reiki y biodanza en los movimientos sociales. La genética de poblaciones tiene su inicio en los trabajos de Mendel, siglo XIX. El que se enseñe en la educación pública contenidos de hace dos siglos como si fueran actuales demuestra una vez más que los problemas de conocimiento no son genéticos -por lo menos, de momento-.
Lynn Margulis ha demostrado hasta el momento un único hecho de simbiogénesis, uno. Aparte de que la simbiogénesis es un proceso evolutivo, como la mutación, y que por tanto está sometido a selección natural. Si bien es cierto que la ex de Sagan está chocheando últimamente, así que no le hagáis mucho caso.

De Máximas Sandeces ya ni hablo, aquí tenéis una aproximación. Solo decir que equiparar las leyes de Mendel a la genética de poblaciones actual y a la teoría sintética es para mandar al paro con patada en el culo a este parásito, a ver si lo recogen los de la CEOE para sus próximos informes.

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