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miércoles, 12 de octubre de 2011

Escépticos. Capítulo 3 ¿Ondas del mal?

Aquí os dejo la tercera entrega de esta serie de documentales. Esta vez, sobre las supuestas influencias malignas de las radiaciones de antenas de telefonía y microondas. El capítulo habla por sí solo; sobre todo el hecho de que los agoreros apocalípticos no hayan querido participar en él -y eso que hasta ahora ya me he quejado de los paños calientes con los que se trata a los charlatanes-. Solo decir que el médico que exigió que no se editara su aparición parece que desconoce los más primitivos rudimentos del método científico: ¿Que no hay ningún estudio que demuestre que no hay efectos negativos sobre la salud de las radiaciones de las antenas de telefonía? Ni niguno que demuestre que no existen elefantes rosas voladores, no te jode.

Perdón, otra cosa que me gustaría añadir antes. Como con la homeopatía, la supuesta influencia de las radiaciones de las antenas de telefonía móvil, no necesitan de ningún estudio clínico: contradicen lo que hasta el momento sabemos de cómo funciona el mundo a nivel físico, químico y biológico. Si se cumpliese alguno de los supuestos de alguna de estas dos soplapolleces, estaríamos viviendo en otro Universo distinto al que creíamos, con leyes muy distintas -como que el número de Avogadro no sería 6.023 x 1023 , o que los electrones de las moléculas de las membranas celulares de nuestras células se excitarían con la luz verde-.


miércoles, 5 de enero de 2011

Escépticos. Capítulo 1 ¿Fuimos a la Luna?

Cuando alguien tiene talento puede ser que no tenga oportunidad de ofrecérselo a los demás. Debemos estar agradecidos cuando a alguien con talento le dan la oportunidad de regalárnoslo mediante una plataforma de difusión tan amplia como es la televisión, vomitadero habitual de gente sin talento y sin el menor merecimiento de estar ahí (o sí, depende del cristal con que se mire).

jueves, 2 de diciembre de 2010

De cómo llegar a comprender el sentido del término "facepalm"

Sentimos que al escribir estas líneas en nuestros blogs, al dar una conferencia de divulgación científica, al aceptar la entrevista de dos minutos en una emisora de radio, al no acomodarnos y entrar al trapo con los desconocimientos de nuestras amistades o familiares ganándonos antipatías varias, sentimos, decía, que algo quedará y que hemos puesto un pequeño granito de arena en la lucha contra la superstición y la irracionalidad, e incluso que hemos contribuido a salvar alguna vida o a mejorar la salud de alguien.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

"Máximas estupideces" Sandín

Me he decidido a escribir esta entrada por si los de La Ciencia y sus Demonios no se deciden a publicar mi comentario, que ya me ha pasado alguna vez y empiezo a pensar que son un poco demasiado meapilas.

sábado, 14 de agosto de 2010

De grandes hermanos, caralibros y estupidez

Número de identificación personal, número de identificación fiscal, número de teléfono de la oficina, número de móvil, número de sistema de seguridad social, número de tarjeta de crédito, dirección de correo electrónico, edad, estado civil, nacionalidad, colegios en los que se estudió, empresas en las que se trabajó,... Todos estos datos de los cuales se puede extraer sin mucho esfuerzo cierto perfil de uno -lejos de las dificultades peliculeras que se cascan los de Mentes Criminales-, los dejamos a disposición, en su totalidad o en parte, de innumerables instituciones y empresas en nuestra vida diaria: administración, la empresa en la que desearíamos ser explotados, las compras para el cumpleaños de nuestro sobrino,... Y muchos de estos datos los llevamos dejando por ahí incluso antes de la era cibernética.

jueves, 8 de julio de 2010

Las vacunas y el crecimiento poblacional

Flota la idea alimentada por los conspiranoicos de que las vacunas tienen efectos nocivos sobre las personas, que son innecesarias y que, en realidad, forman parte de una conspiración internacional de industrias farmacéuticas, gobiernos e inteligencias militares. Ahí es . Y digo flota, porque esta cruzada contra las vacunas se basa a argumentos tan rigurosos y sólidos como las suposiciones, los rumores, la correlación de hechos dándole la condición de causalidad, y los simples y llanos fraudes.