jueves, 8 de julio de 2010

Las vacunas y el crecimiento poblacional

Flota la idea alimentada por los conspiranoicos de que las vacunas tienen efectos nocivos sobre las personas, que son innecesarias y que, en realidad, forman parte de una conspiración internacional de industrias farmacéuticas, gobiernos e inteligencias militares. Ahí es . Y digo flota, porque esta cruzada contra las vacunas se basa a argumentos tan rigurosos y sólidos como las suposiciones, los rumores, la correlación de hechos dándole la condición de causalidad, y los simples y llanos fraudes.

Como en la memorable película de los Monty Python, La vida de Brian, hagámonos la siguiente pregunta: ¿Qué han hecho las vacunas por nosotros? Existen distintas estimaciones del tamaño de la población mundial antes de 1950. Obteniendo medias con los datos del U.S. Census Bureau y las efemérides de descubrimientos de vacunas en la Wikipedia, podemos observar lo siguiente:




Sí, ya lo sé. Estoy considerando el descubrimiento de las vacunas como única causa del crecimiento poblacional exponencial y eso es una falacia ¿Algo habrán tenido que ver? Veamos.

Encontrar datos mundiales que relacionen mortalidad de las principales enfermedades causadas por parásitos, la aplicación de las vacunas contra esas enfermedades en series históricas no es fácil. Existen numerosos informes particulares de regiones o localizaciones muy concretas, con ventanas temporales muy estrechas. Pero algo se ha encontrado. Solo hace falta molestarse un poco.

El Centers for Disease Control and Prevention es una mina para encontrar datos. Según su publicación Morbility and Mortality Weekly Report, el número de muertes por sarampión se redujo en todo el mundo de 873.000 en 1999, a 530.000 en 2003, aumentando la cobertura de vacunación del 71% al 77%, basándose en los datos de la WHO. Según su publicación Pink Book, 11° edición de mayo de 2009, desde la introducción de la vacuna de las paperas en Estados Unidos en 1968, se pasó de 212.000 casos a 258 en 2004; y desde la introducción de la vacuna contra la rubeola en Estados Unidos en 1966, se pasó de unos 57.686 casos a su completa erradicación en 2004.

Algunos antivacunas alegan que estos datos están contaminados con el aumento de la higiene y de la buena alimentación. Efectivamente estos factores contribuyen a la disminución del contagio cuando ha surgido un foco, pero es imposible que provoquen la erradicación de la enfermedad, como en el caso de la rubeola. Además, hay que recordar que estos resultados surgen de la introducción puntual de un programa de vacunación seguida de un brusco descenso de los casos, algo que le confiere a la vacunación una causalidad mayor que al supuesto aumento de condiciones y calidad sanitarias.

La mayor parte de los antivacunas ofrecen alternativas a la vacunación como la homeopatia. De los remedios homeopáticos no se conoce evidencia alguna del proceso que llevan a cabo para lograr las supuestas curaciones. En cambio, de las vacunas, se conoce perfectamente el proceso fisiológico por el cual funcionan; su efectividad no se basa únicamente en las estadísticas de curación.

Según los antivacunas, las vacunas producen efectos secundarios negativos e incluso muertes. Efectivamente, otra vez. Como toda sustancia farmacológica. Con los umbrales de riesgo de morir por tétanos y de morir porque me apliquen la vacuna del tétanos, prefiero que me pongan la vacuna ¿Cuál es de nuevo la alternativa? No es continuar investigando para desentrañar las causas de los riesgos, ni exigir a los gobiernos y a las farmacéuticas mayor financiación para realizar los estudios apropiados. No, lo que estos peligrosos mercachifles recetan es el uso de pociones mágicas inútiles.

El informe del Global Burden of Disease de 2004 de la WHO daba 424.000 muertes causadas por el sarampión en todo el mundo, con 182.000 en África y 191.000 en el sureste asiático; por la malaria, 889.000 muertes, concentradas 806.000 de ellas en el continente africano; más de dos millones por enfermedades diarréicas causadas por parásitos; y más de dos millones por el HIV. Esto es una ignominia. Hay más de cuatrocientas mil personas que aún mueren de sarampión, cuando en la mayor parte de los paises desarrollados está erradicado y la vacuna se conoce desde los años 60 del siglo pasado; y esta gentuza, en un alarde de irresponsabilidad, pretenden erradicar el uso de las vacunas. También en un alarde de irresponsabilidad, supongo que pretenden que se detenga la investigación para lograr vacunas para el HIV o para la malaria; investigaciones que de por sí ya son difíciles gracias a la rapiña de sus odiadas farmacéuticas.

Es increible que la charlatanería haya conseguido meter sus sucias manos también en las vacunas. Vuestra basura hiede; y más, considerando que no vacunarse supone un peligro para los otros, porque uno se puede convertir en foco de enfermedades ya erradicadas y poner en peligro al resto del mundo. Esta cucaracha os seguirá recordando que sois eso, basura.

1 comentario:

  1. Contundente post. Algunos de mis amigos me dicen que los conspiranoicos no son peligrosos. Desde mi punto de vista, matan, así de claro.

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