Finalmente se ha retirado el curso de posgrado en Salud y Armonía del Hábitat de la Universidad de Girona. El consejo de gobierno de la universidad ha considerado que había suscitado demasiada polémica, aparte de lagrimear desconsoladamente por haber sufrido lo que ellos llaman ataques indiscriminados. Pobrecitos.
Sin embargo, no solo no han reconocido la cagada -lo que hubiera servido para empezar a limpiar su imagen-, sino que la polémica ha servido para descubrir ciertas vergüenzas de la institución. La primera, seguir sin reconocer una mamarrachada cuando es una mamarrachada y, encima, evitar la polémica (algo que creo debiera ser uno de los valores de una universidad). La segunda, el lamentable descubrimiento de una asignatura de similar contenido mágico ofertada por la misma universidad, y, lo que es peor, camuflada bajo el, en principio, respetable nombre de arquitectura sostenible. Y la tercera y última, el triste intento de maquillar los contenidos del posgrado de marras con palabras algo más digeribles. Todo ello gracias a Fernando Frias.
Aunque todo esto no me sorprende. Conozco a ciertos docentes que hablaban de campos mórficos, fengshui y de la conjura darwinista para dominar al mundo en la universidad. Aún así, la retirada del posgrado ya es algo, aunque con la poca decencia del consejo de gobierno en este asunto auguro no pocos parecidos.
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