lunes, 28 de febrero de 2011

El dios que tortura o mira para otro lado

La Declaración Universal de los Derechos Humanos dice en su artículo 5:
Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Quizá este es uno de los pocos principios morales que considero absoluto, es decir, que considero que la tortura no está justificada en ninguna situación. Al contrario, por ejemplo, que el hecho de matar a otro ser humano, que considero que es moral en ciertas situaciones, como la defensa de la propia vida o la de mis seres queridos.
Y me he preguntado, ¿dice algo al respecto la colección de libros llamada Biblia? Pues parece que algunas perlas tiene, las cuales podéis encontrar recogidas en este artículo de Skeptic's Annotated Bible. De nuevo me encuentro con la justificación y promoción de actos totalmente inmorales desde la fuente que supuestamente nos dicen que es la única para ser seres morales. Como siempre, todo es llanto y rechinar de dientes para niños, discapacitados y, por supuesto, para nosotros, los infieles, a los que nos toca el premio gordo de tortura durante toda la eternidad.

Aún así, si los crédulos me van a venir a decir que está contenida la prohibición de torturar (a ser humano o animal) en la orden de amarnos y blablabla, ¿cómo es que no hay una condena tan explícita como el "No matarás" a algo tan inmoral como la tortura? O vuestro dios es un chapuza o un grandísimo hijo de la gran puta.

Evidentemente el artículo 5 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos no pudo tener como fuente algo tan abyecto como la Biblia, puesto que no solo no condena explícitamente la tortura, sino que además la aprueba en numerosas ocasiones. Querido, crédulo, como ves la moralidad puede tener muchas más fuentes que una religión, incluso mejores.

3 comentarios:

  1. Si mi memoria no me falla, El Vaticano se rehúsa a firmar la Declaración de Derechos Humanos, así que la chapuza aún sigue!

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  2. No, el tema es más complejo, Lonebeatle. Verás, a raiz de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se elaboraron muchos más tratados y convenios, los más importantes de los cuales forman lo que se llama la Carta Internacional de Derechos Humanos. Los países se adhieren y ratifican su adhesion a cada uno de los tratados y convenciones que la componen según les convenga. Pero esto está muy bien, porque cuando se adhieren a uno de estos pactos, tratados o convenciones se someten a jurisdicción internacional, el decir, son vinculantes, no solo declaraciones de buenas intenciones; además deben transponer lo contenido en los pactos a su legislación.

    El Vaticano no es miembro de la ONU, en principio, aunque está como observador. También se adherido a varios de estos pactos y convenciones de la Carta. Puedes consultar su situación y la de todos los países aquí.

    Uno de los pactos claves a los que el Vaticano no se ha adherido es el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: libertad de reunión, de prensa, de creencia, etc. No creo que fueran a querer libertad de creencia y esas cosas; lo normal de cualquier institución religiosa, necesariamente discriminatoria, al menos, por razón de religión.

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  3. Bueno, en el Concilio Vaticano sí que reconocieron la libertad religiosa, de hecho la impusieron en España en contra del criterio de Franco. Lo que no toleran es que la libertad de expresión llegue a la burla de sus creencias. Por ejemplo en España en teoría está despenalizada nuestra querida blasfemia, pero han colado un artículo del código penal en el que se describe como delito el escarnio público a las creencias religiosas con voluntad de ofender, o sea que viene a ser casi lo mismo. Supongo que por eso no subscriben el pacto que mencionas.

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