Hoy, 30 de septiembre, es el día de la blasfemia, consensuado por varias agrupaciones e individualidades en el mundo de forma tácita desde que el 30 de septiembre de 2005 se publicaran en un diario danés unas caricaturas del puto imbécil sexulamente frustrado de Mahoma, y que generaron toda una reacción fundamentalista.
Independientemente del origen de este día, es un buen momento para reivindicar el derecho fundamental que todo ser humano debiera tener de criticar, contradecir, poner en duda, satirizar, denostar y reirse de toda clase de idea o creencia. Porque quien tiene derecho a la dignidad o a ofenderse son las personas, no las ideas o las creencias. Yo no me ofendo porque alguien diga que la teoría de la evolución de las especies de Darwin sea estúpida; así que no tienes derecho a ofenderte si considero a tu dios estúpido, asesino, ególatra, imbécil o grandísimo hijo de la gran puta. Así de sencillo. Tu dios no es una persona, es una idea, es una creencia, es nada.
Mi pequeña contribución al día de la blasfemia, más que ofensiva para el desgraciado racista de Jesús de Nazaret, es algo más cómica que otra cosa. Le agradezco a @Kyuutz el twitt que me llevo a este vídeo, aún para mí, descojonante:
Jajajaj, cojonudo, hereje.
ResponderEliminarOcéanos de amor. :*