sábado, 14 de agosto de 2010

De grandes hermanos, caralibros y estupidez

Número de identificación personal, número de identificación fiscal, número de teléfono de la oficina, número de móvil, número de sistema de seguridad social, número de tarjeta de crédito, dirección de correo electrónico, edad, estado civil, nacionalidad, colegios en los que se estudió, empresas en las que se trabajó,... Todos estos datos de los cuales se puede extraer sin mucho esfuerzo cierto perfil de uno -lejos de las dificultades peliculeras que se cascan los de Mentes Criminales-, los dejamos a disposición, en su totalidad o en parte, de innumerables instituciones y empresas en nuestra vida diaria: administración, la empresa en la que desearíamos ser explotados, las compras para el cumpleaños de nuestro sobrino,... Y muchos de estos datos los llevamos dejando por ahí incluso antes de la era cibernética.

A todos esos datos que dejamos regados en algún tipo de registro, podemos sumar lo que le contamos sobre nuestras vacaciones a los amigos de la oficina, las fotos con nuestras ex, lo que le ha pasado al niño en las escuela ayer que le contamos al panadero,... Todo ello, también, sin necesidad de saber nada de SDs, USBs, https, Ethernets,... Todo ello, aprovechable por, digamos, un entrañable Colombo televisivo para llevarnos a confesar las relaciones entre nuestra pasión por el acero toledano y el odio a nuestra suegra.

Pero resulta que nuestra cabeza corre peligro precisamente ahora con ese invento del demoño llamado Internet, con un grado de peligro desconocido hasta el momento. Porque resulta que los de la CIA y el FBI han descubierto que combinando datos de Internet se puede saber dónde agarrar a un tío que evade impuestos porque el muy imbécil ha dicho donde está en su cuenta del caralibro. Todo el detalle de este gran descubrimiento en la entrada en el blog de @Rinze sobre la utilización de la información en las redes sociales por parte de la administración estadounidense.

Amo a vé.

Si uno publica en algún lado, en cualquier soporte, "soy el asesino", se está comprando todos los números para que le toque el gordo. Da igual que se lo cuente a su vecina para hacerse el machito -bueno, si se lo cuenta al perro, a lo mejor tiene menos participaciones-, que lo anote en su caralibro con todas las opciones de seguridad activadas. Si hace lo segundo, solo se facilita el trabajo a policías menos tontos que la media.

Pero resulta que no, que las redes sociales interneteras son el Gran Hermano profetizado por Orwell y que ahora sí estamos todos controlados, y que saben hasta cuando me la machaco. Aparte de que eso solo es así si lo publicamos, en todo caso estaríamos siendo doblemente imbéciles, porque el hermanito ya nos dice qué va a hacer con nuestras estupideces -algo que no pasaba en el concepto de Orwell-. De las condiciones de uso en Facebook:

2. Cuando eliminas contenido de PI, éste es borrado de forma similar a cuando vacías la papelera o papelera de reciclaje de tu computador. No obstante, entiendes que es posible que el contenido eliminado permanezca en copias de seguridad durante un plazo de tiempo razonable (si bien no estará disponible para terceros).
y:

1. Das tu consentimiento para que tus datos personales se transfieran a Estados Unidos y se procesen en dicho país
Que tire la primera piedra el que se lea todas y cada una de las condiciones de uso de cualquier servicio de Internet. Sí, es cierto que todos damos datos nuestros de forma pseudoincosciente en nuestro uso habitual de Internet, que parece que esta vida acelerada nos obliga a ello y que pueden existir intereses oscuros que, debido a una laguna legal o un sistema judicial ineficiente, hagan uso de ellos en nuestro perjuicio. Pero de ahí a decir que ya nos podemos acojonar porque -de nuevo- estamos controlados de forma indiscriminada y sin que podamos hacer nada en una suerte de Matrix es, no me voy a cortar, de conspiranoia histérica total, oyes.

En este artículo repleto de excesos y medias verdades en el medio de contrainformación La Haine,  incluso los conspiranoicos son capaces de dar un curso de Internet para tontos:

Así que mi recomendación es que si ya tienes una cuenta en Facebook, no coloques nada que te ponga en riesgo ni arriesgue a tus amigos, nada de teléfonos, direcciones físicas, fotos, etc. Coloca solamente correo electrónico, a ser posible sin tus datos reales.
Y, por último, asumidlo mis compañeros bloggers, tuiteros y demás farándula: hay mucha gente ahí fuera a la que se la suda vuestro última entrada o vuestra recomendación más cool de vuestro último tweet. No, Internet, por lo menos aún, no tiene la trascendencia que muchos de vosotros creéis en la vida real; la vida afuera funciona de otra manera muy distinta y los riesgos que uno asume o se ve obligado a asumir son todavía mucho más importantes.

La cucaracha le ha recomendado al feto sanguinolento que se haga un caralibro, pero que no le saque en sus fotos de noches de pasión, que tiene una reputación que mantener.

1 comentario:

  1. aarrgh! se me están quitando las ganas de hacerme de facebook...

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