Este verano, mis paisanos, además de pagar las cañitas de la terraza o el chiringuito de la playa, van a tener que financiar la visita de un ser grotesco. Así, sin tapa de boquerón -antes eran boquerones- en patata frita, ni ná. Y es que el difamador Ratzinger se va a dar una vuelta por los mandriles; en parte, a la salud de sus contribuyentes.
Ya han aparecido varias iniciativas en contra de este dispendio en un pais que para unas cosas está en crisis y para otras, parece que no. No iban a ser menos mis compañeros de la Federación Local de CNT, los cuales han preparado una campaña de gran jocosidad y algarabía. La podéis consultar en el blog que han creado al efecto: ¡Peligro, que viene el Papa!